domingo, 19 de diciembre de 2010

Anatomista (parte 2)

Bueno este ya no es un tema demasiado contemporáneo. Pero casi por una cuestión de orgullo personal no quiero dejar de publicarlo. Hasta quizás nos pueda llegar a ayudar en algún futuro.

La 2da parte de Anatomista está compuesta por una serie de conclusiones que fui sacando a lo largo de la Toma de la Facultad de Sociales.

Para retomar el hilo conductor, como mencionábamos en la parte 1, El hecho de no saber en calidad de qué se hacía la toma: con aulas abiertas o cerradas, hacía más latente la necesidad de participar de los procesos de toma de decisión. Yo no había participado de una asamblea de FSoc, pero justo se dio que la de Corrientes y Ángel gallardo estaba cerca de casa.. y me enteré que estaba teniendo curso y fui. Fue la asamblea con mayor cantidad de asistentes durante toda la Toma. Yo estaba en calidad de oyente y observadora (como muchos) pero en algunos momentos era difícil contenerse y no levantar la mano en alguna votación.
Lo que observé en las asamblea fue que:
No tenia temario específico alguno: No se sabía con anticipación qué era lo que se iba a definir, ni el temario, ni los ejes a ser mocionados. La toma ya estaba votada y siendo efectiva pero sin embargo, se seguía debatiendo si sí a la toma o no a la toma, cuando en mi opinión se tendría que estar debatiendo qué hacer luego de tomada la facultad. Como y de qué forma encarar el proceso de negociación con el decanato, cómo formar la comisión propuesta por Perez Ezquivel y las condiciones de diálogo propuestas, etc.. Nada de eso.

No había criterio en las mociones: Las mociones presentadas por desconocida cantidad de oradores iban desde temáticas en defensa de las mejoras edilicias y presupuestarias de la facultad de sociales (cosa que me parecía muy pertinente); pasando por la defensa de la Educación Publica en todos sus niveles, primario, secundario y universitario (para este objetivo tan abarcativo yo hubiera recomendado no sólo la toma de la facultad de sociales y una asamblea en ángel gallardo, sino la alianza con otras facultades, y hasta entidades educativas de alcance nacional). Y no faltaban las mociones en contra del mundo capitalista, el pedido de destitución del Jefe de Gobierno porteño, de la Presidenta de La Nación y el Presidente de USA, hasta pedir por la muerte de Romina Yan (cuac). -No se puede negar que en FSoc tenemos buen sentido del humor hasta altas horas de la madrugada.- 

No se sabía la cantidad de oradores: Este era un tema delicado, porque si bien no se puede censurar la participación de los oradores o de las mociones en la asamblea para que sea lo más democrática posible, debería haber habido algún tipo de pre-selección de los oradores o shortlist, de manera tal que la asamblea no sea infinita y se termine votando en horarios irrisorios.

Había pujas políticas: Los que están acostumbrados a las dinámicas de las asambleas, ya lo saben, pero cuando hay pujas políticas en las asambleas, el factor tiempo y los abucheos toma un rol predominante en las tomas de decisión. En este caso había grupos en contra de la toma con banderas que desde el otro lado del ring las consideraban que condicionaban las votaciones. Los chicos de la UES proponían que se vote mientras que estábamos en un momento climax de la asamblea con mayor cantidad de asistentes, sin esperar a que se terminen todas las mociones, de las cuáles ya se habían escuchando varias campanas distintas. Proponía una voz detrás del micrófono: "¿Quieren que se vote ahora, como quieren los chicos de la UES [buuuuuuuuhhhh] y no esperar a que hablen todos los compañeros?" (que, como mencioné anteriormente no se sabia cuantos eran) -y se votaba a mitad de la asamblea por no votar a mitad de la asamblea. El resultado? Que muchos de los que estaban en contra de la medida se fueran. Pero dos horas más tarde, y con menor cantidad de asistentes, y sin haber terminado de escuchar todas las mociones de los compañeros, se vuelve a preguntar lo mismo, y esta vez sin el padrinazgo de la oposición se avisaba cuantos faltaban. Conclusión? Una votación a las 3 o 4am con menos de la mitad de los asistentes. Poniendo en discusión la representatividad y legitimidad de la asamblea.
Y así siguieron el resto de los días: Las pocas clases que había se transformaban en instancias de debate entre el alumnado a favor y en contra de la toma, la mayoría a favor de los objetivos, pero no del todo seguros de la medida y el proceso de negociación que se iba decidiendo en las asambleas poco multitudinarias. A favor y en contra de la legitimidad de las asambleas. A favor y en contra de la representatividad de las mismas.

¿Cómo terminó la cosa? Ni la toma de Fsoc, ni las aulas abiertas o cerradas, ni el escrache a la Expo Uba tuvieron más ruido que un chasquibum. No hubo mucho diálogo con el decanato porque no se cumplieron las condiciones propuestas por ellos, de dejarlos ingresar al edificio mientras que se llevara a cabo la reunión. Entonces, ya bajo el mito de la perdida del cuatrimestre que nadie se animaría a adjudicarse políticamente, en asamblea se decidió tomar el Ministerio de Educación en Pasaje Pizurno. Esto hizo que aparecieran fuerzas de seguridad, medios de comunicación, un par de golpes y algunos alumnos arrestados. Y se llegó a un acuerdo con el rectorado y el decanato por NNN cantidad de plata y la promesa de empezar a usar el edificio de la sede de Santiago del Estero el próximo cuatrimestre. El alumnado no perdió el cuatrimestre pero sí lo tuvo que recuperar con lo que se pudiera, excluyendo de este plan a los días de duelos por la muerte del ex presidente y por el asesinato de mariano ferreyra. Sin embargo, los alumnos no podrían dar finales de las materias que se cursaron durante ese cuatrimestre. Se ha dicho.

A modo de cierre me gustaría concluir con la mención de un debate que surgió en la clase de Carlos Savransky durante la toma y es que varias de las medidas propuestas y ejecutadas por los "tomistas" provenían por ramas políticamente independientes de la facultad. Los independientes son los que no están ni al frente ni detrás de alguna bandera o ideología, ni partido político. Y eso es algo para destacar ya que, así como no están ni delante ni detrás, tampoco se tiene una guía clara ni un horizonte concreto, ni de objetivos, ni de accionar. Qué es lo que se está reivindicando? cuál es nuestra área de competencia? Y cómo se está haciendo esta reivindicación? si vamos a ir por la paz mundial y el salvataje de la ballena franca austral, y si lo vamos a hacer políticamente (in)correcto o no. Y ese tipo de ejes, usualmente se fijan cuando hay una ideología o un partido detrás. Cuando no se tiene, entonces se apela a la improvisación y a la suerte. Cada uno hará su propio análisis del costo-beneficio y costo por el cambio. Eso sí,  a todos ellos se les deberá agradecer el gran sacrificio altruista de la toma y la manifestación, cuando los estudiantes disfruten del nuevo edificio el año que viene.

Una cosa queda clara y lo comentaba en la primer línea de este post: la toma de la facultad nos deberá servir como experiencia y aprendizaje para las reivindicaciones que se quieran hacer tanto desde la institución cuanto como individuos aislados, y creo que el independentismo a veces está demasiado librado al azar... a veces es preferible comprometerse y jugarse por una camiseta o... ser francamente consciente de la falta de ésta.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Abriendo el Paraguas

Hoy corren las primeras lágrimas de mi nueva edad. Es más fácil llorar en la ducha: cuando una se deja engañar y los ojos no reconocen la diferencia entre el agua y las lagrimas. Sin que el ruido del llanto penetre en los oídos. Es como llorar en voz bajita. Para no despertar a nadie. Para no despertar a quien si estoy sola?

Con 28 años, a días nomás de terminar con la cursada, no puedo convencer a mi voluntad de sentarse a escribir el único parcial domiciliario que tengo que escribir.

Algunos me diagnostican con "la imposibilidad de terminar las cosas". Sí, hay varios temas que tengo pendiente. Pero yo creo que es el miedo a lo que vendrá lo que me congela. Y lo que vendrá no es más ni menos que lo que mi estómago quiera. Nadie me presiona, pero tampoco nadie me guía. El mayor miedo es el Self-Dissapointment. No llegar a concretar lo que yo me propongo.

La realidad es que soy completamente consciente de todas las decisiones y sidetracks que ha tenido mi vida. Me movilizó el corazón o el instinto, mejor dicho. Pero muchas veces ese instinto al salto me ha llevado a piletas vacías y paredes altas. Al punto de llegar a caminar pasito a pasito, tanteando el camino, analizándolo y hasta a veces tanteándolo antes con un palito para determinar lógica y positivamente su estabilidad y seguridad. Dicen que la edad pone a las personas más cautelosas. Pero yo creo que la cautela es consecuencia de las penitas que llevamos en la petaquita. Como los árboles, que tienen toda su historia grabada en la corteza.

Es más fácil llorar en la ducha. O, antes que levantar la mano en el medio de la multitud y decir "tengo miedo", mejor lanzar un post al cyberespacio, como una botella al mar.

(Este mensaje probablemente se autodestruya en cuanto my SuperYo vuelva a meter al Ello en su lugar -PFFFFF! Un desubicado que deja filtrar cualquier cosa)

Este Videín lo hice hace varios años ya algunos lo habrán visto en mi FBK... De todas formas, representa algunos interrogantes de los que hablaba más arriba.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Anatomista

Hace bastante que vengo haciendo apuntes mentales para resumir mi balance respecto de la toma de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Toma que se llevó a cabo durante 45 días en el 2do cuatrimestre de cursada del año 2010. Esto es "Anatomía de la toma".[1]
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En mis 9 años de cursada, ninguna otra toma de la facultad me había afectado anímicamente. Quizás porque como es la última instancia de reclamo que se tiene en calidad de estudiante, solo atravesé la del rectorado en 2002 ó 2003 y una breve de FSoc por el 2004 ó 2005. Quizás me afectó porque, justamente, ya son 9 años (8 + CBC) y uno ya quiere ir despidiéndose de FSoc lo más pronto posible con la menor cantidad de obstáculos a superar. Para los conocedores de los movimientos revolucionarios sesentistas estarán acostumbrados a la metodología de la Toma pero yo no tenía mucha idea de lo que implicaba. Para los de mi generación y menores les cuento que –a mi entender- la toma de una institución o entidad implica el apoderarse no sólo de la institución a nivel infraestructura sino también del control de sus actividades. Como un Golpe de Estado. Que la facultad esté tomada implicaba un cese total de las actividades administrativas y/o académicas: desde la limpieza hasta la firma de actas de tesinas pasando por el dictado de las clases, justamente porque el personal ("de planta" por llamarlos de alguna forma) está impedido a ingresar[2]. Las direcciones de la carrera, por ejemplo, estaban abarrotadas para evitar el ingreso. La toma implica también una constante guardia por parte de aquellos que conquistaron la institución justamente para evitar la perdida de ésta.

También hay una realidad que vale la pena destacar y para ésto voy a citar a uno de mis profesores que intentó no frenar su dictado de clases a pesar de la medida, Pablo Alabarces dijo: "cuando hay una toma, cuando hay un reclamo, hay una causa y una razón a ese reclamo que merece ser escuchado y no ignorado".

Lo que el cuerpo de estudiantes de la facultad de sociales reclamaba específicamente a través de la toma era el edificio único de la facultad que desde que ingresé por allá por el 2002 se viene prometiendo y muy muy de apoco se va haciendo visible; el pedido del Centro de estudiantes de $80.000 para becas; el bar/comedor de la sede Constitución que habían “construido” por la fuerza a partir del aula 6.

Algunos de los interrogantes que surgieron a partir de la toma era el tema de timing. ¿Por qué reclamar ahora, si hace 8 años que lo venimos reclamando? ¿Había cierto oportunismo de reclamo al subirse al ruido que generaron los secundarios? Otros pueden contestar a ese interrogante diciendo "¿Y Por qué no? si hace 8 años que nos vienen bicicleteando". La realidad es que hubo un supuesto puntapié que fue la rotura de un techo/vidrio/ventana en la sede de Marcelo T de Alvear que hizo que la necesidad se hiciera más latente. Como cuando aquella vez hará hace 2 años se cayó una viga y salimos todos con cascos de construcción a marchar al Ministerio de Educación en Pasaje Pizurno con el sarcasmo y la ironía que eso conlleva.

Si quisiéramos ponernos quisquillosos (como nos pondríamos con un empleador), a esos puntos también le podríamos agregar otras cosas más, como que los ventiladores no se balanceen cuando están prendidos y hagan ruido que te distrae, además de amenazarte de que te va a cortar la cabeza si se cae de ese cablecito que lo sostiene. Podemos agregar algunos abanicos o aires acondicionados para las estaciones de primavera y verano y evitar las bajas de presión o los desmayos en los pasillos en instancias de finales. También le podemos agregar inodoros dignos, destapados, con papel higiénico y agua que se lleve los desechos. Podemos pedir que las comisiones no estén sobre pobladas de manera tal de llegar a escuchar lo que dicen los profesores y no tener que sentarse en el piso porque no alcanzan las sillas en horarios pico. Ergo, que haya más comisiones, por ende, más profesores (pagos). Que los ascensores funcionen sobre todo para aquellos que no tienen capacidades de subir escaleras. Que haya una biblioteca con libros y no una sala de lectura en la sede de Ramos. Ni hablar de algún espacio con computadoras y/o otros medios de comunicación complementarios y alternativos a la isla de TV y Video y el estudio de Radio, no? Si quisiéramos, podríamos agregar una gran lista de reclamos más, porque esas son las condiciones en las que los estudiantes de FSoc están completamente acostumbrados a formarse como profesionales. Así que, sí, “donde hay un reclamo, hay una necesidad”, eso no lo ignoremos.

La cosa es que distintos movimientos estudiantiles y centro de estudiantes elegido en elecciones democráticas intra facultativa convocaron a todo el cuerpo estudiantil a una Asamblea, tal día, a tal hora y en tal lugar y se votó por que se tome la facultad. Y, ante esto, las autoridades de la facultad debían entrar en instancias de negociación del reclamo. Pero claro, no todo se hace de un día para el otro. ¿Recuerdan el corte del campo? Hayan estado a favor o en contra, ¿recuerdan que había varios egos encontrados? Que "así no me lo vas a pedir", que "levantame el corte y nos sentamos a hablar", que "te lo levanto cuando lo resolvamos" y así pasábamos por el huevo o la gallina ida y vuelta.  Bueno, lo mismo pasó en las instancias de "hablo-no hablo"; "me junto así pero no asá" entre las autoridades de la facultad y los "tomistas" (por llamarlos de alguna forma).
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Y mientras tanto, mientras tanto... ¿Qué pasaba en FSoc? Como el dictado de clases no era mandatorio ni obligatorio por parte de los docentes, cada una de las cátedras y hasta quizás ni siquiera las cátedras[3], sino los profesores de cada una de las comisiones decidían si iban a dar clases en el transcurso de la toma para evitar que los estudiantes pierdan contenidos. Y, además, para evitar tener un edificio tomado vacío de estudiantes, ¿no? Dependiendo entonces de:
  • las ideologías o corrientes políticas más afines de los profesores; y/o
  • los requerimientos técnicos o infraestructura que se necesitara para el dictado de las mismas, o hasta incluso
  • simplemente del clima,
los estudiantes podían o no tener clases.

La "mecánica" o proceso de cursada o no cursada, se daba recibiendo algún comunicado extraoficial a través de un mail donde el/los profesores avisaban si daban o no clases y a partir de esto, los alumnos iban a la puerta de facultad y consultaban unas pancartas donde estaban asignados los lugares para cada comisión que se presentaba a dar clases. Si el clima ayudaba, los espacios-aulas estaban delimitados por árboles con N cantidad de sillas sobre la calzada de la calle Ramos Mejía o Franklin.
Si el clima no ayudaba, entonces pasábamos a la verificación de si la toma era a "Aulas abiertas o cerradas". Otra cosa que también se evaluó, analizó y definió en el marco de las asambleas semanales posteriores a la definitoria de la toma.

Para algunos acostumbrados al ecosistema de FSoc, no habrá mucha diferencia entre un aula o un pasillo, pero era un tema bastante polémico también. Porque con el solcito y los árboles y los pajaritos primaverales, todo muy rococó: aprovechamos y mientras que los buenos profes dan clases, tomamos sol, la comunidad del barrio aprovecha para aprender un poco de contenidos académicos  de gran envergadura a domicilio, los chicos tomistas reclaman y resguardan las barricadas del edificio conquistado y el resto de los alumnos que no sabe muy bien de que se trata todo legitima al reclamo y la medida asistiendo a las clases publicas, cortando la calle y tomando apuntes[4], etc... Pero! Cuando se viene el agua... o el viento, baja la sensación térmica pero suben las pulsaciones... y en la asamblea se había votado que fuera a aulas cerradas "porque sino todos los estudiantes se ponen a cursar como si nada estuviera pasando, cuando lo que está pasando es que se está llevando a cabo la medida más drástica que se puede llegar a tomar ante un reclamo".[5] Ahí entramos en conflicto.
Porque empezaban a aparecer opiniones como:
-"¿De qué asamblea me estás hablando? ¿Quien voto qué? ¿Cuando se hizo qué?"
-"ah bueno, si no participás en las asambleas después no te quejes de las decisiones que se toman de forma democrática".
-"Si me hacés una asamblea en horario de cursada o de trabajo no puedo participar".
-"Dejá de cursar un día y de preocuparte solo por vos y vení a votar"
-"Si me manipulas las asambleas para que se vote a las 3am la votación de por sí no es nada democrática ni representativa".

Voy cerrando por ahora. Lo que queda claro es que a medida que iban pasando las semanas sin clases y sin vistas de resolución, iban apareciendo mitos de perdida del cuatrimestre y se hacía más latente la necesidad de participación en los procesos de toma de decisión de cómo se iba a llevar a cabo el plan de dialogo, negociación y resolución del conflicto planteado.

[1] parte1. para que la lectura no sea muy pesada y escuchar feedback.
[2] Me pregunto el señor de seguridad bajo qué área reportará, ya que él sí podía entrar y atender el teléfono pero quizás iba porque quería y los chicos tomistas lo dejaban. No sé.
[3] hasta esto trajo polémicas de cátedras autoritarias, poco democráticas! Y sí, somos Fsoc!
[4] al menos así lo veo yo.
[5] Golpe de Estado facultativo y muchos de nosotros no nos dábamos cuenta.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Carta a Ñata

Sept. 15, 2010

¿Te acordás cuando nos escribíamos cartas? Espero ésta te llegue donde sea que vivas ahora.

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Personalmente desearía no darte piernas sino alas para que puedas volar hacia cualquier lado donde esa testarudez tuya te lleve. Un pajarito que cada tanto pueda silbar un tango, de esos que te gustan tanto. 

Espero que en tu nuevo vecindario te encuentres con el abuelo José, con el tío Cacho y con todas tus amigotas. Que puedan disfrutar  de una Canasta, un Chin-Chon o una Escoba del quince. Además de todo eso, en mí serás la representante de los Tejidos y del "espray" de pelo.

Acordate que si algún día te aburrís de la timba o de las películas siempre podrás volar hacia la platea del Lobo y quizás alguna vez verlo salir campeón.

Te mando un beso y nos vemos por ahí.

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martes, 17 de agosto de 2010

19/JUL >> El pasado, ¿pisado?

Hoy recibí un mail luego de 4 años de silencio y completa ausencia. Más allá del motivo del mail, me dejó reflexionando sobre el pasado.

El pasado es algo que en los últimos meses también está muy presente en mi mente: porque luego de 10 años voy a volver a visitar a mis compañeros de mi colegio y familias de intercambio… como si fuera un libro que vuelvo a abrir luego de un tiempo. ¡Como si tuviéramos la capacidad de manipular el tiempo y congelar momentos!.. mientras lo que pasa es exactamente lo contrario.

Documentos

Me pregunto de donde proviene esa extraña necesidad, primero, de memorizar -de documentar recuerdos- y segundo, de volver a “visitarlos” de vez en cuando. Documentamos ¿para nosotros o para “la posteridad”? Como cuando sacamos fotos o guardamos una carta (no es necesario que contemplemos publicarlas en una red social, sino el simple hecho de sacar una foto), ¿lo hacemos para congelar el momento en nuestra memoria? ¿No basta con un simple suspiro y hacer una foto mental porque no nos alcanza la cabeza para guardar tantos recuerdos? ¿O lo hacemos para compartirlo luego con alguien?

Brújula

A veces me pregunto si miramos demasiado el pasado, al punto de llegar nostálgicamente al olvido de vivir y apreciar nuestro presente. Paralelamente me pregunto si estaremos observando el pasado (que queramos o no nos constituye) lo suficiente como para tomar la conciencia del camino transcurrido, o si estamos tan ensimismados con nuestro hoy que nos olvidamos de lo recorrido.

y vos, ¿de qué lado estás?

Drafts

Hace varias semanas ya que tengo varias publicaciones pendientes en mi Live Writer (o como se llame). Todavia me pregunto por qué no le daré enter a la cosas que tengo escritas. Será porque aun siento que no puedo nivelar el ensayo sobre la crisis de la modernidad. o porque luego de ese tema, nada más debería importar. (cara reflexiva con los ojos entreabiertos mirando hacia mi derecha).


Lo dejo sujeto a duda y hago este mini post como visagra entre esa temática y otras a llegar. Post de *warning warning*: "de esta linea en adelante, usted estará leyendo temáticas completamente diversas y hetrogeneas".

viernes, 2 de julio de 2010

Ensayos sobre la Crisis de la Modernidad

1er Consigna de la materia Pensamiento Contaemporáneo. Cátedra Nicolás Casullo. Facultad de Ciencias Sociales: Escriba un ensayo sobre la crisis del proyecto moderno hacia fines del s.XX. Incluya referencias hacia las tensiones originales de la modernidad en los s. XVIII y XIX (ilustración, romanticismo, crítica).

“¿Deberíamos tratar de revivir las intenciones del iluminismo o reconocer que todo proyecto de la modernidad es una causa perdida?” – se preguntaba Habermas en su texto “Modernidad: un proyecto incompleto”, de 1995.
¿Por qué se pregunta esto? Él reflexiona ante un momento en la historia, en nuestro presente caracterizado por el debilitamiento, la ruptura o crisis de los modelos que estructuraron tanto las prácticas como los imaginarios sociales, filosóficos, culturales, hasta la propia sensibilidad humana.
Para caracterizarlo podría seguir parafraseando discursos, pero prefiero utilizar una anécdota personal: Hace un par de meses mi hermana desde Alemania decidió casarse dentro de un año. Ante la llegada de correos electrónicos con fechas y planificaciones de vuelos con 1 año de antelación y además pedidos de compromiso de mi parte de atender a todas las visitas, una de mis respuestas fue “no sé qué será de mi vida en un mes y ¿pretendés que sepa qué será de mí en un año?” Personalmente lo siento como una vida focalizada en el presente; sin compromiso por el futuro y mucho menos en el pasado. Una perdida de los horizontes, las metas, las utopías. Hasta quizás la certeza de la no certeza. Este es el proyecto incompleto, desdibujado del que habla Habermas.
Ante esta situación él propone no desestimar el Proyecto de la Modernidad, sino destacar lo que él considera valorable del proyecto iluminista, la esfera de la tradición y el arte teniendo fé (mencionando también a Condorcet) en que ésta abriría paso a “promover no sólo el control de las fuerzas naturales sino también la comprensión del mundo y del individuo, el progreso moral, la justicia de las instituciones y la felicidad de los hombres.” La esfera de la conciencia hizo su parte y restaría la del arte, la de los valores, de la cultura, de las tradiciones. Ese es uno de los caminos que se plantean ante la crisis del Proyecto.
Ya vamos a llegar a un segundo camino que vale la pena mencionar pero antes me gustaría abordar las tensiones y contradicciones propias de la modernidad que podremos llamar quizás “causantes” de esta Crisis.
El Proyecto de la Modernidad se pensó como una historia “para la libertad del hombre, para la autonomía del sujeto, para la emancipación de la humanidad, para la búsqueda permanente de la novedad, y creyó en la evolución, en el progreso, en la superación de los pasados, en el desarrollo indefinido del conocimiento y en la técnica bienhechora para el hombre”, como bien los explica Casullo en su libro “Itinerarios de la Modernidad”. Sin embargo, justamente porque esa configuración del Proyecto fusionaba distintas perspectivas acerca del camino, se decidió sustentarlo en la Razón, desvinculada de los mitos y las escenas imaginarias con que antes se había intentado definir las cosas, qué somos, para qué estamos acá. Todo el conocimiento se sustentó sobre la metodología científico-técnica y –en mis palabras- se cambió un Dios por otro: el de la verdad a ser descubierta. Casullo también menciona este método: “la ciencia, la filosofía moderna, tienen una matiz absolutamente religiosa, bíblica: tienen que reconstruir la verdad.” Y quien descubre esa verdad es un sujeto que racionaliza y desacraliza al mundo. Sobre ese sujeto radica ¡lo que vamos a ser o llegar a ser! ¿Cuál va a ser la subjetividad, el punto de vista, que habla, la conciencia filosófica que le ponga el sello al mundo?
Y es aquí donde me gustaría retomar a otro autor que es George Steiner, que nos puede servir como disparador para cuestionarnos un poco al menos sobre los métodos en los que se sustenta el conocimiento: parado desde una posición relativista nos dice “cualquier compresión coherente de lo que es el lenguaje y de cómo actúa, que cualquier explicación coherente de la capacidad de habla (…) para comunicar significado (…) está garantizada por el supuesto de la presencia de Dios.” Él propone la rotura, el falseamiento de los cánones y de las guías que sustentan el conocimiento. No lo traigo a colación como propuesta final ante la problemática o la crisis de la modernidad, sino como una alternativa de óptica (entre otras) para empezar a ver las cosas con otro punto de vista al racional, positivista.-

Ensayo 2: Temática libre sobre la Crisis de la Modernidad.
Introducción
El objetivo del presente es –a partir de un incidente que me toca de cerca, porque se produjo en mi ciudad natal- dar cuenta de las contradicciones que invaden nuestros tiempos en materia de ideas y pensamientos.
Para esto, antes de continuar con este abordaje, es necesario incorporar varios conceptos en la mente del lector, que guiarán la lectura entre líneas y servirán como pilares de abordaje a lo largo de todo el texto. Texto que, además, cuenta con el primer parcial[1] como condición de producción (no excluyente, pero sí complementaria) de muchas articulaciones que se llevarán a cabo en el presente y se supondrán como aprehendidas.
Ideas para no perder de vista
En mi parcial anterior hice referencia a la imposibilidad de algunas personas, culturas y hasta países, de proyectar, planificar o pensar a largo plazo: “No sé qué va a ser de mi vida de acá a tres meses, y ¿voy a saber dónde voy a estar de acá a fin de año?”-le respondía mi madre a mi hermana sobre la planificación de su boda.
Este pensamiento a mediano plazo e imposibilidad de planificación, fue considerada en el citado ensayo, como ejemplo y consecuencia de una crisis y estancamiento de los valores e ideales instaurados en la modernidad: desmoronamiento de los colectivos ideológicos; auto destrucción del ser y pérdida de conciencia y respeto por la naturaleza, a la vez del desarrollo abrumador de la tecnología y del sistema capitalista.
Yendo más hacia el individuo en sí, según el psicólogo norteamericano Abraham Maslow, “todo ser humano se rige en la vida por una pirámide de necesidades las cuales necesitan irse satisfaciendo en orden ascendente si se quiere llegar a la plenitud.”[2]
Las cinco necesidades identificadas por Maslow son:
  • las Fisiológicas, la primera prioridad del individuo relacionadas con sus supervivencia;
  • las de Seguridad, se busca la creación y mantenimiento de un estado de orden y seguridad, entre las cuales se encuentran la estabilidad, el orden y la protección. “Estas necesidades se relacionan con el temor de los individuos a perder el control de su vida y están íntimamente ligadas al miedo, a lo desconocido, a la anarquía”;
  • las necesidades Sociales que tienen que ver con la motivación por la compañía del ser humano, con su aspecto afectivo y su participación social (comunicarse con otras personas, establecer amistad, pertenecer a un grupo);
  • las necesidades de Autoestima radican en el querer sentirse apreciado, tener prestigio, éxito, la autovaloración y el respeto a uno mismo;
  • y finalmente tenemos las motivaciones de Autorrealización, en las que en este nivel el ser humano requiere trascender, dejar huella, realizar su propia obra, desarrollar su talento al máximo. Como se podrá inferir, algunas necesidades son básicas, las que comparte el hombre con el resto de los seres vivos; otras, son las necesidades sociales, consecuentes del momento histórico y el contexto social en que se vive.
Esta última necesidad de autorrealización de la pirámide de necesidades es la que me gustaría tener como fondo para continuar con lo que sigue.
Como se podrá observar a simple vista, en la práctica e implementación de estos dos conceptos, ya hay una disparidad porque el pensamiento a corto plazo hace referencia a las primeras necesidades de la pirámide; mientras que la idea de trascendencia abarca una mirada más a largo plazo.
El puntapié
Hace dos semanas, en San Carlos de Bariloche, mi ciudad natal, aconteció un hecho de “gatillo fácil” que terminó con la vida de un “conocido” raterito de escuela, "portador de apellido", integrante de una conocida y numerosa familia con antecedentes delictivos. El dudoso accionar de las fuerzas de seguridad motivó –además del intento de trasladar del barrio o cerrar, la seccional a la que pertenecía el policía- una marcha en defensa de los derechos humanos que también desencadenó con la dudosa muerte de dos manifestantes. Generándose así, una “rabieta” mediante la cuál se destrozaron comercios, automóviles y demás mobiliarios que impactaron directamente en el corazón del resto de la población que no estaba participando de la manifestación en contra del accionar policial.
Ante esta situación de alteración del status quo, manifestación violenta y destrucción, se movilizaron algunas personas en reclamo de mayor seguridad y a favor de las fuerzas de seguridad diciendo “policía sí, chorros no”.
Perfil Psicográfico del target barilochense
No se cree que María Esperanza Casullo, en su nota que sacó en el Página 12 al hablar del “Alto y el Bajo de la ciudad”, haya descripto en su totalidad el perfil psicográfico de la ciudad al decir que “El Bajo es una ciudad rica, dedicada al turismo y al ski y llena de camionetas cuatro por cuatro. La ciudad del centro, el Bajo, se imagina a sí misma suiza o alemana. Es una ciudad que organiza su famoso desfile de “colectividades extranjeras”, pero que en realidad es el desfile de los descendientes de alemanes, austríacos y suizos, ya que no desfilan ni los descendientes de chilenos ni los miles de bolivianos que ahora viven allí. Es una ciudad en donde el Ejército y la Iglesia tienen todavía una gran presencia. Es la ciudad en donde hubo una marcha de vecinos para pedir que no extraditaran a Erich Priebke. El Alto, del otro lado de la cadena de cerros que le da a Bariloche su espectacular vista, no tiene nada de eso. No tiene asfalto, no tiene gas, no tiene cloacas y no tiene casi transporte público. No tiene vista al Nahuel Huapi, ni a ningún otro lago. Tiene, o tenía hasta hace poco, el desempleo más alto de la provincia de Río Negro. No tiene hospital, no tiene basurero. Tiene mucha población joven, altas tasas de delito y muchos homicidios, varios de ellos a manos policiales.”[3]
Es necesario realizar una mínima mirada hacia la historia de esta ciudad para intentar comprender las características de ese Bajo del que habla la periodista.
Compuesta por alrededor de 120mil habitantes, con un poco más de 100 años de historia, dedicada principalmente a la industria del turismo y habitada en los primeros años por inmigrantes europeos, entre ellos Italianos, suizos, holandeses, alemanes, daneses, españoles (algunos huyendo del peligro de la Gran Guerra, otros –muy distintos-, habiendo aceptado las ofertas del General Perón de reubicarse entre sus tierras). En los años 70 -y posteriormente también, luego del 2005- hubo una nueva inmigración de habitantes, pero en este caso argentinos provenientes de conflictos de las grandes ciudades: algunos escabulléndose entre las montañas al totalitarismo de los gobiernos de facto; luego otros tantos recluyéndose en sus casas de las amenazas de los secuestros Express.
Como se podrá observar, no sólo es una sociedad pequeña y fragmentada por una variable económica entre ricos y pobres (altos y bajos), protegidos y desprotegidos, sino que también la misma clase media barilochense está atravesada por corrientes ideológicas distintas unas de la otra y contradictorias entre sí.
Culebrón entre Facebook, Mates y “Cupcakes”
Estas dos manifestaciones, una después de la otra, dieron cuenta de la fragmentación no sólo social, sino también la heterogeneidad ideológica que caracteriza a la ciudadanía de Bariloche en particular, pero a cualquier ciudad -o hasta incluso barrios- de nuestro país y continente.
Ciudadanía que habitualmente se preocupa por los índices del turismo, el clima y la nieve ó las problemáticas de “la gran ciudad” que se observan a lo lejos, vio afectada su agenda por estas dos manifestaciones, despertando apasionados debates sobre las vías de resolución de estos problemas: llegándose a cuestionar sobre el mismo poder y derecho de la decisión de quien merece vivir, y quien merece morir.
Se relevaron testimonios de distintas personas de diferentes ámbitos, una muestra de alrededor de 20 personas entre los 25 y 45 años, compuesta por hombres y mujeres profesionales (o en vías de) entre los cuáles se destacan: “Hay que matarlos a todos”; “Con estos negros no se puede vivir”; “Nos matamos trabajando para que vengan y nos rompan todo”; “esto nos va a afectar la temporada”; “Policías sí, chorros no”; “Hay que dar contención a los pobres”; “No hay que matarlos”; “fuera los policías fachos”; “¿donde estaban estos zurditos la otra vez cuando unos chorros mataron un tipo?”; “me da vergüenza facholoche”; “este país está tan hecho mierda, que hasta un pibe de 3 años en una villa ya es irrecuperable”.
En la nota que más arriba hacíamos referencia, la autora cerraba otorgándole al estado la responsabilidad de encontrar vías de resolución de este tipo de conflictos, de manera tal de evitar la apropiación y naturalización de los discursos neoliberales y conservadores: “Los gobiernos progresistas necesitan descubrir qué hacer con la demanda ciudadana de seguridad, qué hacer para subsumir las fuerzas de seguridad al poder civil, y qué hacer para bajar las tasas de delito de manera a la vez efectiva y respetuosa de los derechos humanos. Mientras estas políticas públicas y estos discursos no existan, la seguridad seguirá siendo el puntal de una derecha cultural que naturaliza y legitima el uso de las fuerzas de seguridad como garantes y sostenedores de la dominación represiva de amplios sectores sociales.”[4]
Sin embargo -y teniendo en cuenta el tema que nos compete que es el de la Crisis de la Modernidad-, tanto la sugerencia de la autora como el tipo de opinión conservador, se podría caracterizar como a “corto plazo”, ya que se sustenta sobre variables en las que el modelo de producción capitalista tiene una ponderación protagonista. Se sustenta sobre las primeras necesidades de las que habla Maslow: la supervivencia, la seguridad y el trabajo.
La mirada hacia el futuro
A modo de conclusión, rescatamos que debates tan filosóficos y ontológicos como estos, al igual que el del Matrimonio Gay, el Aborto, la drogadicción, la eutanasia, deberían darnos la oportunidad de encaminarnos hacia un pensamiento y una visión más trascendental y “holística”. Trascendental en el sentido “Maslowniano” de la última jerarquía de necesidades. Ya no debería tratarse en encontrar políticas y soluciones de izquierda o de derecha, sino un punto de vista a largo plazo. La historia de nuestra modernidad ya demostró las debilidades y falencias que ambas corrientes ideológicas implicaron: la Supremacía de la Especie terminó con el surgimiento de Auschwitz. Las soluciones gubernamentales a corto plazo, en nuestro país, deberían haber quedado obsoletas al caer la Ley de Convertibilidad, sino antes.
El suceso en Bariloche, como tantos otros, es uno de los indicios de esta crisis, que nos deben ayudar a reconocer que el binarismo positivista (platónico y cartesiano) y el “oligopolio” político son herramientas obsoletas que deberemos dejar atrás. Parte de esta crisis de la modernidad es seguir intentando –a través de la palabra o la simple violencia entre civiles- encontrar respuestas en (o intentar callar a) colectivos ideológicos como en los debates entre izquierda y derecha.
Sin entrar en redundancias, sino complementando y continuando lo que mencionaba en mi parcial anterior, tomábamos a Habermas, Castoriadis y Steiner como distintos puntos de vista a la hora de encarar la crisis de la modernidad, habiendo hecho una profundización sobre la propuesta de este último de romper con los cánones establecidos anteriormente y –de cierta forma- volver a empezar. Una visión más relativa (¿insegura, quizás?) y un tanto menos nostálgica que la de Castoriadis respecto de los ideales que instauró la Modernidad.
Como refuerzo de esta propuesta y –de la mano con el concepto de “necesidad de trascendencia” mencionado previamente- podremos proponer una visión no tan “ombliguista” ni fragmentaria como las soluciones propuestas por corrientes de derecha o de izquierda, sino más bien integradora, que mire hacia los costados.
Alain Finkielkraut en La Sabiduría del Amor[5], dice que “La realidad humana ya no se define por la razón o el entendimiento, sino en virtud del enredo del encuentro con los demás y la relación con el ser.” Continúa diciendo que sólo a partir de la relación con los otros, nos definimos a uno mismo, de hecho no somos nosotros quienes nos definimos, sino que es en la lucha, en esa interacción que, el otro (ése otro) se apropia de nuestro ser, y lo define en base a lo que proyectamos.
Ahora, ¿Sobre qué tipo de razonamiento nos sustentamos a la hora de decidir quién vive y quién muere o quién merece ser padre y quien no? ¿Cuál es la Verdad de la que hablamos? Una Verdad Absoluta, “hosperiana”[6], inalcanzable y sustentada sobre un Dios supuestamente inexistente; ó en cambio una Verdad, “Foucaultiana”[7], sociohistoria y relativa? ¿Qué tipo de razonamiento es que el que desarrollamos a la hora de generar tal valoración y juicio de verdad?
Todas estas preguntas tienen múltiples respuestas. Es por esto que, a modo de cierre, se deja una puerta semi abierta para, en un futuro, entrar de lleno en otra instancia reflexiva ya que quizás, el camino no esté en Occidente: “el hombre se convierte en la cosa –dice Izutsu[8]- perdiendo su identidad existencial y fundiéndose enteramente en el objeto. El ser humano se convierte en flor. El hombre se convierte en bambú. (…) Esta experiencia no se asienta más que si el ser humano llega a percibir en su propia conciencia espiritual que esa flor o que ese bambú con los que se ha identificado contienen el mundo total del ser”.-

[1] PRIORI SÁENZ, I., Primer parcial domiciliario, PCPC, Casullo, Mayo 2010.
[2] SARDEGNA, M., Manual de Creatividad publicitaria, La Ley, Buenos Aires, 2003, p. 50.
[5] FINKIELKRAUT, A., La Sabiduría del amor, “El encuentro con los demás”, Gedisa, p. 14.
[6] HOSPERS, J., Introducción al análisis filosófico, Alianza, Madrid, 1982.
[7] FOUCAULT, M., Microfísica del poder, “Verdad y poder”, La piqueta, Madrid, 1980.
[8] TOSHINIKO, I., El koan zen, “El interior y el exterior en el budismo Zen”, p. 115. El subrayado es mío.