jueves, 5 de enero de 2012

Filosofía de la técnica

Este es mi tema desarrollado para el final oral de Seminario de Informática y Sociedad respecto de la técnica aplicada a la medicina. No me voy a meter en cuestiones genéticas ni medicinales, sino en filosofía de la técnica. Médicos y doctores, abstenerse.

Muchos se habló en los últimos meses en la agenda mediática sobre la Muerte digna, la concepción artificial (que va desde el banco de espermas hasta el alquiler de vientres) hasta la concepción natural de los niños probeta que se “crean” con un fin determinado para curar a otros niños con problemas de salud.

Se habló y se debatió sobre quién debe vivir y quien debe morir, y quién deber ser padre o madre y quién no. Por qué una niña recién nacida merece morir y por que pondríamos en duda sacar de su miseria a un celebre músico. Por qué está permitido que una madre acuda a un recurso externo para concebir vida, pero no que dos padres del mismo sexo no puedan recurrir a un vientre externo para serlo. O si está bien o no concebir a una niña para que viva pinchada donando médula para curar a su hermana.

Puntapiés que únicamente dan cuenta del gran avance tecnológico de la medicina y la genética, pero que develan que los tiempos de las legislaciones, la política, cultura y sociedad, y por ende la ética y concepciones ontológicas que las sustentan, no acompañan ese mismo desarrollo.

Teniendo de marco teórico la concepción de Biopoliticas de Foucault[1]: que son “dispositivos implementados por los gobiernos para planificar y regular la demografía (que va desde la natalidad, la reproducción y la muerte de la población) alineadas a un modelo de producción determinado”, y teniendo en cuenta a Iacub[2] diciendo de que con las Biopoliticas en la sociedad contemporánea los médicos son “administradores del poder de dar vida y dar muerte”, sabiendo que solamente las leyes bioéticas hoy tienen una función ortopédica de “correctivo” de los males y falencias de la naturaleza, podremos encontrar ejemplos de estas políticas en toda la historia de las sociedades: desde la píldora anticonceptiva, la vacuna del HPV o sencillamente la circuncisión en la 2da guerra mundial en USA. Políticas “de salud” que tienen como objetivo directo la regulación de la población para un fin concreto, como el militar en el ultimo caso.

Pero no seamos necios ni ciegos, todos los desarrollos técnicos que tenemos, desde los medicinales hasta los comunicacionales no aparecieron en nuestro mundo mágicamente, para eso tenemos a Mumford[3] y a Bury[4] que nos explica que ninguna técnica es neutral, ningún desarrollo tecnológico es independiente a la voluntad humana, ni a las necesidades, sino que todo está alineado a una preparación cultural, una necesidad y un hábito y una idea de progreso para que esta computadora, o ese niño probeta exista.

Vayamos un poquito en retrospección… ¿Cómo se conforma esa preparación cultural? No vamos a hacer todo el racconto desde Grecia, la Edad Media y el Renacimiento (este post es para entendidos). Contamos con varios siglos de aporter con la eliminación del animismo mágico y la aparición y una concepción lineal del tiempo, la secularización y concepción cartesiana del cuerpo separando alma y “carne”; sumado a la teoría Darwinista de la supremacía de la especie que aportó lo suyo: instaurando una idea de evolución y concepción biológica de la especie humana… ya estaban las bases para el establecimiento de la Metodología positivista.

Lo crean o no aún hoy hay debate sobre qué concepción de Verdad (con mayúscula o sin) se debe basar la metodología de investigación científica positivista: si debe ser una concepción de verdad como la que propone Hosper: inalcanzable sustentada en Dios, quien es el único que sabe la Verdad; ó una concepción (entre otras) Faucultiana: socio histórica y relativa a los tiempos que corran en la investigación, no absoluta claramente. Obviamente no íbamos a esperar a ponernos de acuerdo en el método y seguimos avanzando con una concepción que no tentar al Diablo ni a la mala suerte y nos permita una conciencia tranquila: la versión de Descartes basada en la existencia de un Dios (¿el tuyo o el mío?) y en una idea de cuerpo separado en dos: alma y cuerpo, bueno y malo.

¿Por qué nos interesa tanto la concepción de cuerpo y de Verdad? porque justamente a la hora de legislar éticamente (y ontológicamente) una técnica aplicada a la medicina, estamos hablando de qué significa nuestro cuerpo para nosotros y el de quienes nos rodean.

(ahora me doy cuenta que este post VA A SER LARGO)

El otro día me crucé nuevamente con la película Matix: en un momento Neo le pregunta a Morpheus ¿si muere en la matriz, muere en la, silla en la vida real? Morpheus le contestó que ningún cuerpo puede vivir sin su mente.

A lo que voy es que a lo largo de la historia del planeta hubo varias concepciones del cuerpo que fuimos (irónicamente perdón por la palabra a don Descartes) descartando…

Le Bretón[5] en un momento toma a Levy-Buhl para demostrar que había una mentalidad primitiva de las sociedades tradicionales que establecía “leyes de participación con relación de simpatía con todas las formas animadas o inertes”. En la misma Edad Media, menciona Le Bretón que, el hombre, el cuerpo y el mundo eran inseparables pero que luego se instaura la idea de “poseer” un cuerpo, como propiedad privada, con los Anatomistas.

Bataille[6] mismo habla de una “soberanía del ser”: de “entregarse para ser nada o nadie” como un destello de ese primer momento del yo sin cuerpo que se diferencie.

A lo que voy es que basamos todo nuestro raciocinio, toda nuestra lógica y concepción del mundo y del ser, basándonos en una separación de cuerpo y alma, entregando esta ultima bajo el gobierno de un Dios “cartesiano” indefinible hasta el momento.

Heidegger[7] mismo dijo que las Ciencias positivas no pueden explicar el fenómeno humano.

¿Cuál es tu propuesta me preguntaba la profesora? ¿Volver todo para atrás, borrar y volver a empezar?

Creo que así como el Le Bretón o en Dante con su Uomo Universale o en la edad Media, hubo rasgos de algo que aún no contemplamos. A lo que voy es que quizás el camino hacia la concepción del Ser no esté en Occidente, sino en Oriente: Izutsu Toshiniko (y no es el primer post que lo cito) mantiene que “el hombre se convierte en la cosa perdiendo su identidad existencial y fundiéndose enteramente en el objeto”.

Cuando podamos librarnos de esta lógica positiva, binaria, de blanco-negro, alma y cuerpo, cielo y tierra, muerta y vida, (hasta “especista” en términos de Peter Singer[8]) y pasar a considerarnos como parte de un ecosistema, fundidos en una relación con el otro y con la naturaleza, podremos encontrar la respuesta a todas nuestras dicotomías.


[1]FOUCAULT; M. “Derecho de muerte y poder sobre la vida” en Historia de la sexualidad /1; La voluntad de saber.

[2] IACUB; M. “Las biotecnologías y el poder sobre la vida” en El infrecuentable, Michel Foucault.

[3] MUMFORD; L. “Preparación Cultural” en Técnica y Civilización.

[4] BURY; J. “Prologo e introducción” en La Idea de Progreso.

[5] LE BRETON; D. “El hombre y su doble cuerpo: el cuerpo alter ego” y “ El camino de la sospecha: el cuerpo y la modernidad” en Antropología del cuerpo y la modernidad.

[6] BATAILLE; G. “La noción de gasto” en La Parte Maldita.

[7] HEIDEGGER; M. “La pregunta por la técnica” en Ciencia y técnica.

[8] SIMGER; P. “Todos los animales son iguales” en Liberación animal.